domingo, 21 de julio de 2013

No sólo hay flores en el jardín. La amistad y los sentimientos florecen en tí.

No hay duda, los sentimientos son una bendición.  Bien sea la amistad, las emociones, etcétera.  Pero tal es nuestro afán por desarollarlos, por utilizarlos que en ocasiones nos cuesta distinguir, y nos vemos atrapados en situaciones tóxicas para nosotros.  En esas situaciones nos solemos preguntar muchos "porqués" y tardamos en comprenderlo.  Entonces, para recibir ese calor de unas emociones, etc, ponemos en el otro lado carácteristicas imaginarias, o que se manifiestan en mucho menor grado del que creemos, les otorgamos áquellas que nosotros necesitamos encontrar.  Es normal, nadie ha de juzgarnos por ello pues somos humanos, sólo necesitamos darnos cuenta.   Pero pasado un tiempo empezamos a darnos cuenta que la otra persona no responde a nuestras expectativas y necesidades.  La flor descubre que aquello que le rondaba no era otra flor.   Tan sólo se lo parecía.

Todo se resitúa, la flor descubre que es una flor, y descubre que las cualidades de flor que había otorgado, no son tales, la otra parte no es una flor.  ¿Eres capaz de descubir en la foto de arriba que es una flor y que no lo és? ¿Y en la de abajo? ¿Y en tu vida?
Sólo sí tomas conciencia de tu belleza cada vez que te miras al espejo interior, sabrás distinguir entre aquellos amigos, amores, etcétera, que son tal, y no en una necesidad de ser rondado.  Mirate a tu espejo interior cada mañana y repite que eres hemosa/o por dentro.  Repítelo cada mañana y entonces lo verás tan claro como en el ejemplo de la flor que se muestra.

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