martes, 16 de julio de 2013

Arde, que arda...


Arde la ausencia y el temblar.  Las palabras que no puedo decir.  Arde el presente y el futuro.  Las sonrisas regaladas y las miradas robadas.  Arde todo aquello que me une y me separa.  Arde en mi, me da calor, sombra y luz.  Su humo, su aroma, su vida y su transformación.


Ternura y dureza, esencia.  ¡Esencia!, de lo anhelado, lo tenido, lo que se tendrá.  Lo olvidado y lo que jamás se olvidará. 

Arde la espera, pero de aquella foma que su llama da calor y viveza y deslumbra.

Arde, porque yo quiero que arda.

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