Me siento conmovido por las cosas que han ocurrido en estos dos días, algo inquieto por dentro porque te lleva a muchas reflexiones pero tratando de sacar la parte del aprendizaje. En una situación como la ocurrida se ven muchos aspectos del ser humano, los oscuros también, pero brillan mucho los actos de luz y humanos que se ven. Acostumbramos a preocuparnos por cosas, a veces, poco trascendetales, y en otras a juzgarnos porque decimos que no "son nada comparados con..." Pero yo prefiero verlo de otra manera. Ambas tendencias me parecen poco útiles para el crecimiento personal que hemos venido a desarrollar en este camino, en esta vida.
El ser humano tiene la necesidad de superarse, de ponerse retos que vencer, y ahí es donde se busca a si mismo. Cuando estos retos, estas situaciones dolorosas escasean tan sólo tendemos a darle importancia a otras, es una forma de seguir en un cámino. Para mí esto no quiere decir que las otras situaciones no sean importantes, cualquiera que te reste felicidad es importante y nos indican un trabajo a abordar, pero a veces con una comparación podemos observar aquello que llaman importancia objetiva del problema. Yo pretento huír de este término pues para mí sólo hay algo importante, lo que uno sufre y lo que le hace feliz. Pero nos vemos en el espejo del accidente, entonces vemos reflejados nuestros miedos y temores, acrecentamos el problema y reflejamos en él la autocompasión por nosotros mismos. Algunos se lanzan a la ayuda, yo mismo he llamado ya a Cruz Roja por si hacian falta mi par de manos y mi amor y cariño. Otros hacen un repaso de sus situaciones con la intención de revisar la importancia que le quieren dar. Y un tercer grupo mira hacía si mismo y sigue con su vida. Ninguno de los tres "grupos" erra de forma alguna. Cada uno busca en sí mismo la forma de superar lo que el espejo les ha reflejado.
Pero... ¿que hacemos con la gran cantidad de personas afectadas? Los fallecidos han pasado a otro modo, han terminado su camino en esta vida, quizás vuelvan en otras vidas, quizás pasen a otros modos de existencia. Los afectados indirectos buscarán las respuestas y necesitarán ayuda, necsitarán que alguien les ayude a activar la resiliencia. "La vida sigue", oirán repetidamente, pero es cierto, la vida sigue. No es tiempo para recordarles que llorar por un ser querido que ha conmutado, es llorar por uno mismo, por que le faltará su disfrute, sus palabras, su cariñó, les faltará ese espejo. No es tiempo para recordárselo, pero así es. Es una realidad, su realidad. Algún día lo aceptarán y serán capaces de considerar estas cosas como actos de vida, para seguir buscándose a ellos mismos. Lo que estas personas necesitan, en este momento, en esta primera fase, es que alguien comprenda su dolor, sentirse acompañados en el duro viaje que ahora inician, y que ellos no han elegido, al menos no conscientemente. No necesitan nuestra compasión, en verdad lo que necesitan es que estemos a la altura de las circunstancias y les demos el apoyo y la claridad que ahora les cuesta activar. Pero es cierto, no lloramos porque alguien se fué, lo hacemos porque ya no está entre nosotros y no podemos disfrutar de su amabilidad, ternura, de las risas que antes nos hacíamos juntos. Lloramos porque creemos que la vida ha cambiado sin nosotros haberlo decidido y elegido.
Si tienes a alguien que está sufriendo en estos casos, es el momento para estar a su lado, es el momento de demostrarle todo tu afecto, y cuando lo consideres necesario, sólo cuando así sea, recuerda que alguien o algo ha elegido que sigamos aquí, que sigamos adelante. Recuerda que puedes decidir prescindir de tus días y regalarles tu tiempo y amor a quienes lo necesitan. Y recuerda que también tienes derecho a seguir en tu camino de otra forma si así tu lo decides.
Mucha fuerza y ánimo a todos los que seguimos aquí, mucho cariño a uno mismo, es tiempo de permitirse llorar y permitirse ser amado, es tiempo dejar llorar y de amar.
El ser humano tiene la necesidad de superarse, de ponerse retos que vencer, y ahí es donde se busca a si mismo. Cuando estos retos, estas situaciones dolorosas escasean tan sólo tendemos a darle importancia a otras, es una forma de seguir en un cámino. Para mí esto no quiere decir que las otras situaciones no sean importantes, cualquiera que te reste felicidad es importante y nos indican un trabajo a abordar, pero a veces con una comparación podemos observar aquello que llaman importancia objetiva del problema. Yo pretento huír de este término pues para mí sólo hay algo importante, lo que uno sufre y lo que le hace feliz. Pero nos vemos en el espejo del accidente, entonces vemos reflejados nuestros miedos y temores, acrecentamos el problema y reflejamos en él la autocompasión por nosotros mismos. Algunos se lanzan a la ayuda, yo mismo he llamado ya a Cruz Roja por si hacian falta mi par de manos y mi amor y cariño. Otros hacen un repaso de sus situaciones con la intención de revisar la importancia que le quieren dar. Y un tercer grupo mira hacía si mismo y sigue con su vida. Ninguno de los tres "grupos" erra de forma alguna. Cada uno busca en sí mismo la forma de superar lo que el espejo les ha reflejado.
Pero... ¿que hacemos con la gran cantidad de personas afectadas? Los fallecidos han pasado a otro modo, han terminado su camino en esta vida, quizás vuelvan en otras vidas, quizás pasen a otros modos de existencia. Los afectados indirectos buscarán las respuestas y necesitarán ayuda, necsitarán que alguien les ayude a activar la resiliencia. "La vida sigue", oirán repetidamente, pero es cierto, la vida sigue. No es tiempo para recordarles que llorar por un ser querido que ha conmutado, es llorar por uno mismo, por que le faltará su disfrute, sus palabras, su cariñó, les faltará ese espejo. No es tiempo para recordárselo, pero así es. Es una realidad, su realidad. Algún día lo aceptarán y serán capaces de considerar estas cosas como actos de vida, para seguir buscándose a ellos mismos. Lo que estas personas necesitan, en este momento, en esta primera fase, es que alguien comprenda su dolor, sentirse acompañados en el duro viaje que ahora inician, y que ellos no han elegido, al menos no conscientemente. No necesitan nuestra compasión, en verdad lo que necesitan es que estemos a la altura de las circunstancias y les demos el apoyo y la claridad que ahora les cuesta activar. Pero es cierto, no lloramos porque alguien se fué, lo hacemos porque ya no está entre nosotros y no podemos disfrutar de su amabilidad, ternura, de las risas que antes nos hacíamos juntos. Lloramos porque creemos que la vida ha cambiado sin nosotros haberlo decidido y elegido.
Si tienes a alguien que está sufriendo en estos casos, es el momento para estar a su lado, es el momento de demostrarle todo tu afecto, y cuando lo consideres necesario, sólo cuando así sea, recuerda que alguien o algo ha elegido que sigamos aquí, que sigamos adelante. Recuerda que puedes decidir prescindir de tus días y regalarles tu tiempo y amor a quienes lo necesitan. Y recuerda que también tienes derecho a seguir en tu camino de otra forma si así tu lo decides.
Mucha fuerza y ánimo a todos los que seguimos aquí, mucho cariño a uno mismo, es tiempo de permitirse llorar y permitirse ser amado, es tiempo dejar llorar y de amar.